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Foto del escritorDania Decle

Lo que el primer mes me dejó...

Actualizado: 8 nov 2020

Aún recuerdo el momento en el que nos avisaron que comenzaríamos a trabajar en casa debido al virus que días más tarde nos distanciaría de nuestros seres queridos.

Se sentía incertidumbre, nerviosísimo, alegría por trabajar desde casa y cierta esperanza de regresar en un par de semanas a la rutina de siempre, pero no fue así...

Hoy ya se cumple el primer mes y debo confesar que durante este tiempo he pasado por grandes cambios, los cuales me hacen ver la vida con otros ojos y valorar todo lo que tengo.

FASE 1: Haciendo nuevos compañeros de trabajo

Al principio no sabía cómo sería trabajar en casa con mi esposo, ya que él lleva una rutina muy diferente a la mía.

Así que el primer reto sería acoplarnos y convertirnos en compañeros de cuarentena, pero sobre todo de TRABAJO, y no matarnos en el intento.

Pasó la primer semana y debo confesar que no nos costó ni un poquito de trabajo; Pepe siempre busca cómo ayudarme mientras se encuentra en llamadas, contestando mails y salvando al mundo, por lo que esto me hizo ver una parte que no conocía de él.

Pepe, además de ser amoroso, es una persona muy servicial, lo primero que hace por las mañanas es beber su café para comenzar el día con el pie derecho.

Le gusta tomarse el trabajo con calma y sin presiones para que todo salga bien. Si me ve agobiada comienza por darme palabras de aliento y ánimo para que pueda seguir, se ofrece a traer snacks a “la oficina casera” para que todo sea más ameno y una que otra ocasión se escucha de fondo un “TE AMO, GUAPÍSIMA” acompañado de un beso.

Son estos días los que me han hecho valorarlo y amarlo más; con su tranquilidad me ha enseñado que el trabajo es importante pero no lo es todo en la vida, me ha demostrado que la vida es para disfrutarse y no para presionarse por tonterías, me hace ver todos mis dones y capacidades y me deja ver que no todo en la vida hay que tomárselo enserio.

Ha sido el mejor compañero de trabajo que he tenido y, qué honor poderlo llamar ESPOSO.


FASE 2: Nuevos pasatiempos

Una vez acoplados en nuestra nueva oficina, decidimos que todos los sábados cocinaríamos algo que se nos antojara, aún sin saber cómo prepararlo, ya que la idea era atrevernos y ver que tan buen equipo somos.

Ya va un mes de nuestra nueva sección en mi cuenta de Instagram llamada “Sábados de recetas” y soy la más feliz de que llegue el fin de semana.

Llega la tarde y nos ponemos los mandiles, acomodamos todo, sacamos los utensilios y con una enorme sonrisa nos disponemos a cocinar.


La emoción aumenta cuando sacamos el refractario del horno para ver el resultado final, ¡taran!

Ha sido una aventura divertidísima, porque de no saber absolutamente NADA, ya podemos defendernos y decir que no hemos quemado la cocina y mucho menos nos hemos enfermado.

La familia Soní Decle se coronará como la nueva familia Master Chef en cuanto termine la cuarentena, ¡se los firmo!

Aunque aún no somos expertos, este tiempo nos ha inspirado muchísimo y nos ha permitido experimentar nuestro lado gastronómico, el cual vamos desarrollando cada vez más.

Me gustaría decirte que todo es brownies, pastas a la boloñesa, galletas de Nutella, aguas frescas y pays, pero existe otra realidad que no es mi favorita, ya que además de cocinar hemos tratado de hacer EJERCICIO para tener cierto equilibrio y no llegar al fin de la cuarentana con más cachetitos.

Justo cuando empezó la cuarentena Pepe me dijo que comenzaría con ejercicios desde casa y yo lo tomé a broma, pero al ver su constancia y ganas de activarse, despertó en mí el espíritu deportista.

No me ha sido fácil hacer todos los días una rutina como las de Bárbara del Regil, ya que soy más de comer postres que de saltar la cuerda, pero he aprendido que mi cuerpo lo necesita y una vez que comienzas tu estado de ánimo cambia, tu cuerpo se siente mejor y el estrés y ansiedad por estar encerrado se va.

Justo entre mi decidía y las rutinas de ejercicio descubrí que nuestro cuerpo requiere actividad física, pero no se trata de castigarlo o de atormentarse por lo que comemos a diario, sino de darle ese tiempo para liberar todo lo que no necesita sin causarle dolor, ¡es poco a poco!

Te aseguro que en el día uno notarás que todo cambia y tu cuerpo al final te lo agradecerá.


FASE 3: Cambio de look

Así es, un cambio de look y mayor amor propio llegó a mí el día que decidí teñirme el pelo y dejar de ser morena para ser GÜERA.

No me malinterpretes, pintarme el pelo más claro no hizo que me quisiera más, sino que este cambio tan radical me dio una lección mayor.

Antes de mi boda quería pintar mi pelo, pero como las fotografías que se toman son de por vida, decidí no hacer nada arriesgado hasta este momento.

Cuando tomé la decisión no estaba 100% segura, pensaba que algo dentro de mi no estaba bien y que buscaba ser alguien más.

Pasaron 4 horas y justo cuando me vi al espejo con la melena dorada como el sol (literalmente) me di cuenta que no importaba el color de pelo, la forma de mi cara, el tamaño de mis ojos o la apariencia física que tengo, cuando te amas realmente y te aceptas como eres, un cambio de look pasa a segundo término.

Hoy me veo al espejo y sonrío, porque siendo castaña o güera me gusta la persona que soy, me gusta ver lo lejos que he llegado, valoro las caídas que he tenido en el camino y me hace feliz sentirme plena a mi manera, a mi tiempo y basada en mi experiencia y no en la de alguien más.

Al comenzar este viaje no me sentía feliz, me sentía estancada, creía que no era lo suficientemente buena en lo que hacía y pensaba que no estaba donde debía estar al no tener tantas cosas superficiales, pero hoy sé que estoy en donde Dios me quiere.

Un cambio de look trajo respuestas y una nueva Dania…


FASE 4: Retomar viejas pasiones

Una vez que reencuentras tu camino, comienzas a recordar aquellas cosas que te hacían feliz y por falta de tiempo habías olvidado o dejado de hacer.

Esto fue lo que pasó con mi blog, en cuanto me aventuré al mundo laboral REAL, dejé de escribir para mí y comencé escribir para los demás.

Lo acepto, ser reportera, escribir de gastronomía y hacer de tu pasión tu trabajo es algo gratificante de lo cual me siento súper bendecida, pero extrañaba sentarme frente a mi computadora, dejarme guiar por mi corazón y simplemente escribir sin saber cuál sería el final.

Apenas habían pasado dos semanas y le había contado a Pepe las ganas que tenía de escribir y lo mucho que extrañaba a “La Chica del Pórtico 13”, así que una vez más tenía a Pepe motivándome a retomar esa vieja pasión y amor que tengo por la escritura y aquí estoy, escribiendo con todo el corazón de lo que pienso y siento, de aquello por lo que estamos atravesando y con la esperanza de que al finalizar el viaje llamado Covid-19, seamos diferentes y valoremos lo que realmente es importante y nos llena el alma.

En esta ocasión no quisiera prometer que cada semana escribiré algo nuevo, ya que no quiero presionarme ni frustrarme.

Este blog nació con la intención de compartir mis más profundas emociones, lo cual no es tan fácil cuando vivimos en un mundo que todo lo critica y nada le es suficiente.

Así que tendré paciencia conmigo misma, dejaré que mis manos se tomen el tiempo de escribir y que mi corazón fluya como las olas para retomar algo que me llena y me hace feliz.



FASE 5: Los extraño

El hecho de escribir me ayuda a liberar todo lo que siento, y una de esas cosas que más he sentido es amor por mi familia, hoy los valoro y los veo como uno de los tesoros más preciado que Dios me ha dado.

Hoy siento más amor por la mujer que cambia en segundos de humor, la que se cree doctora, maestra y cocinera, a la que puedo decirle MAMÁ y amiga.

Hoy siento mayor admiración por ese gruñón que todo el tiempo me hacía enojar y hoy muero por gritarle, "Papá, te extraño tanto".

Incluso, extraño al odioso que hasta el día de hoy me hace la vida imposible y tengo la dicha de llamarlo hermano.

Ha sido un tiempo duro, ya que de estar acostumbrada a verlos a diario y dar por sentado que estarían ahí, llegó esta pandemia para demostrarnos que la vida se vive al máximo, como si no hubiese un mañana.

Debemos abrazar, amar de verdad, decir todos los “te quiero" y “te amo”, valorar y apreciar las cosas más cotidianas, porque llegará el día en que sea demasiado tarde y no podremos volver.

¡Vaya pandemia! Cuánta reflexión, amor y aprendizajes nos ha traído.

Y así concluye el primer mes…

Con un nuevo compañero de trabajo al que amo cada día más, salvando a un gatito que cayó de un tercer piso de nuestro edificio, un cambio repentino de look, la constante de no saber en qué día vivimos, visitas al súper que se convirtieron en salidas de lujo, un cumpleaños muy diferente, una nueva rutina de vida y la certeza de que algo bueno está por llegar. 

Esto fue lo que el primer mes me dejó.


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